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El laboratorio de química, dedicado a Guadalupe Ortiz de Landázuri  

El Instituto Tecnológico Fuenllana ha colocado una placa homenaje a Guadalupe Ortiz de Landázuri en el laboratorio de química, dedicándole este espacio. En el acto ha estado presente Carmen Puelles, quien fue alumna y compañera de Guadalupe en el Instituto Santa Engracia.

Cuando comenzaron los estudios de Formación profesional de patronaje y moda en el Fuenllana hace 13 años, Carmen Puelles, asesoró en el plan de estudios, dada su experiencia en este campo. Ya entonces sugirió que se podía dedicar una de las aulas a Guadalupe Ortiz de Landázuri, aunque hasta ahora no se ha materializado la idea con ocasión de su próxima beatificación.

Carmen Puelles (i) con María Ruiz (d), directora del centro educativo Fuenllana

Carmen ha sido quien, con gran emoción,  ha descorrido la tela que cubría la placa en un acto muy sencillo. Ha agradecido la invitación a  Fuenllana con este motivo  “es un honor para mí  porque  la quiero y la admiro”, ha señalado.

Tras una charla con un grupo de alumnos y alumnas de moda, todos se han trasladado al laboratorio. Los alumnos le han  explicado los distintos equipos que utilizan para análisis de textiles. Los microscopios, los torsiómetros, etc y una “textilteca” que están realizando en una de las  asignaturas.

¿Quién era Guadalupe Ortiz de Landázuri?

Guadalupe (Madrid, 1916- Pamplona, 1975) fue una química madrileña y una de las primeras mujeres del Opus Dei. Estudió la carrera de Ciencias Químicas en la Universidad Complutense, impartió clases de esta asignatura en numerosos colegios e institutos. Durante once años impartió clases en la Escuela de maestría Industrial Santa Engracia. A través de su labor profesional, ayudó a muchas personas a acercarse a Dios con alegría, servicio y disponibilidad.

Será la tercera persona del Opus Dei en ser beatificada, después del fundador, san Josemaría, y de su sucesor, el beato Álvaro. Es la primera mujer y la primera persona laica de esta institución en llegar a los altares (​más info).

Desde hoy Guadalupe estará siempre presente en el laboratorio de textiles, lugar donde ella tanto disfrutaba.

Coloquio con los alumnos

Previamente, Carmen ha mantenido un coloquio con un grupo de alumnos de grado medio de confección y moda. Ha manifestado la ilusión que le hacía estar con ellos porque hace 8 años que se jubiló y dejó las aulas, tras más de  40 años trabajando en el Instituto Santa Engracia siempre rodeada de alumnos.

Los alumnos explican a carmen Puelles lo que están trabajando en el laboratorio

Les ha animado a estimular a sus profesores a través de sus preguntas e iniciativas. También a mantener la ilusión en su profesión, a ser inquietos, activos y emprendedores,  en definitiva, a no acabar nunca de formarse. “Cultivar el alma: mirar, observar porque todo influye en la manera de trabajar y de crear una prenda”, decía. A propósito de este punto, Carmen ha señalado que fue Guadalupe fue quien  le enseñó  a  tener una inquietud continua por formarse en su profesión, descubrir e investigar nuevos tejidos, etc.

Por otra parte, les ha sugerido que mantengan el realismo y “los pies en el suelo” porque esta profesión les puede hacer sentirse “un poco divos”. Les ha animado a mirar con optimismo hacia el futuro del sector profesional, aunque actualmente haya crisis pues la industria de la moda se encuentra en un proceso de transformación.

Coloquio con los alumnos en el Aula Magna del Instituto tecnológico

Cuando le han preguntado cómo era Guadalupe como profesora, ha respondido que “era maravillosa: como una `maga´, nos levantaba, nos animaba… Sacaba la tela de dentro de su bolso, nos la hacía tocar y descubrir qué tejido era. Nos animaba a acudir a ver exposiciones donde se podía ver la moda de una época determinada, y a descubrir los tejidos plasmados en la pintura”.

Respecto a su vocación a la docencia, ha señalado que Guadalupe jugó un papel fundamental para elegir esta profesión, y dedicarse a la enseñanza: “Me encantó Guadalupe, la elegancia, la belleza, esa profesora hizo que me gustara la profesión”

Desde hoy Guadalupe estará siempre presente en el laboratorio de textiles, lugar donde ella tanto disfrutaba.